Último día de las fiestas de Sabiñánigo. El cansancio se acumula en los jóvenes y en los menos jóvenes. Los cabezudos siguen persiguiendo a los niños mañana y tarde, el tren "chispita" sube y baja de aquí para allá con el cartel de completo, los tenderestes intentan vender lo último y lo que pueden con regateo incluido, la fiesta alemana de la salchicha de "franfurt" venida expresamente de Germany a reventar, el baile de las piscinas con sus orquestas tradicionales y su gente de siempre, los monólogos pasaron y casi convencieron, La plaza del Molino Periel un nuevo punto de encuentro y diversión, las ferias algo lejos, pero necesarias, Interpeñas a tope todos los días con su música machacona, los veladores algo caros en algunos sitios (¡qué hay crisis!), la gente de paseo calle arriba y calle abajo, las vaquillas en su línea y madrugón,... Sólo nos queda el teatro de variettes y humor picante fin de fiestas y los fuegos de artificio. Un año más Santiago se nos va. Un año con quizás demasiado días de fiesta y no fiesta de por medio que bien podrían reinventarse y...resumirse en plazo y en menos gastos y más calidad. ¡Hasta el próximo año!
