A la Hermanas de Santa Ana de Jaca:No es de extrañar el sentimiento y la tristeza que conlleva el tener que dejar un sitio cuando se ha estado en él más de cien años, pero quizás es más intenso esta vez el sentimiento y el dolor por el significado que tiene. No hay palabras escritas que puedan agradecer la labor y el esfuerzo de estas mujeres en todos los ámbitos en los que ha estado trabajando, a lo largo de más de un siglo, con humildad y en silencio. En lo religioso, lo espiritual, lo pastoral, lo social, lo educativo,...en todo han sabido llevar el carisma Santa Ana y la Hospitalidad de Madre Rafols y el Padre Juan Bonal a buen puerto. Mi más sincero reconocimiento y admiración, supongo que en nombre de todos los que las hemos conocido y de las que nos han hablado y contado, por unas personas que han hecho carisma del bueno en Jaca durante muchos años, que han sabido inculcar a familias, alumnos, profesorado y personas necesitadas el mensaje de los fundadores de la Congregación. Mil gracias porque seguro que vuestra labor estará en el aire y perdurará en el ambiente. Se os recordará mucho y lo que es más, bien. Antonia, Francisca, Teresa, Mª Luisa, Tomasa y todas las demás, muchas más, habeis sido ejemplo de trabajo silencioso, de vivir para los demás, de ofrecimiento continuo y de saber estar. Ha llegado la hora decir adiós, un adiós silencioso pero orgulloso, un adiós que no necesita traducirse ni explicarse y que llenará una página más de la historia y familia Santa Ana. Una historia que merece la pena conocer y no olvidar. A lo dicho, simplemente, pero con todo el corazón...mil gracias.
Juanjo Mairal
No hay comentarios:
Publicar un comentario