PARA TÍ, TERESA

Es difícil de explicar. La vida es injusta. Cuando alguien se va definitivamente, queda ese vacío que nada ni nadie puede llenar a pesar de las palabras bonitas y de los ánimos con sentimiento. Un vacío que en esta ocasión tampoco se va a poder llenar de ninguna manera. Cuando uno recuerda a Teresa, ve y siente esa presencia de estar siempre allí, esa sensación de ver a una mujer que se volcaba y vivía para con sus hijos ,que estaba más que unida a su marido Ignacio y que emanaba cordura, disposición y disponibilidad para todos. Los que hemos podido convivir de alguna manera con ella, sabíamos que tenía las cosas claras y que daba siempre lo mejor de ella misma para poder sacar todo adelante, lo cual se notaba en cada uno de sus hijos: Alex, Bea y Celia. Su forma de ser era paralela a una sinfonía de notas musicales, de pasos de ballet y de múltiples y continua actividad en constante movimiento y que siempre te asombraban. Dice la canción que cuando un amigo se va algo se muere en el alma, esta vez se queda corta esta frase, esta vez cuando una amiga se ha ido, una madre y una esposa con mayúsculas se ha ido, y mucho más, una buena persona, se nos ha ido algo a todos en el alma y en el interior de los que te hemos conocido. Mi admiración ante una mujer luchadora que ha sabido inculcar y practicar unos valores y demostrarnos que ha sabido estar y ser ella hasta el final. Mi gratitud por haberla conocido y compartido momentos irrepetibles, por haber estado en ese patio, en esa actividad, en esa reunión, por tu colaboración e implicación en la buena educación de tus hijos y en la de los otros como compañeros de tus hijos,  y mi respeto hacia una mujer que en esa lucha por la vida ha sabido dar ejemplo y camino a unos hijos que, todos los que les conocemos, sabemos de su admiración y devoción por ella, al igual que por la figura de su padre. A tí, Teresa, que has sabido inculcar una educación y una forma de vida en paralelo a la de nuestra Comunidad. Todo lo que se pudiera decir ahora, se quedaría corto para describir y ensalzar a alguien que, seguro, allá arriba en lo más alto del cielo, se verá brillar tanto de día como de noche al son de alguna idea, música o baile conocido, vigilante y sonriente en el silencio más absoluto. Descansa en paz.

                                                                                                                                               Juan José Mairal-Colegio Santa Ana