La noticia de tu marcha ha sido una de esas sorpresas agridulces de la vida. Viniste aquí hace un tiempo con apenas ruido y ta vas casi con el mismo inapreciable ruido de tu venida, cuando ya estaba todo hecho y confirmado. Te conocimos poco a poco y te nos vas cuando ya te queríamos. Seguro que tu trabajo y esfuerzo estarán y se consolidarán aquí a pesar de tu ausencia física. Como tú mismo creo dijiste, un trozo de tu corazón físico se ha quedado en esta parroquia, pero segurísimo que otro trozo más grande aun de ese gran corazón tuyo perdurará en nuestro interior y en el de las gentes de esta zona, sobretodo a los que te conocimos algo más y a los que seguro seguiremos conociéndote un poquitín más lejos en el espacio, pero no en la tarea.
Gracias Fernando, párroco, amigo, buena persona, por tu labor, por tu ayuda, por tus conversaciones y tu forma de ser. Se echarán en falta tus palabras, tus celebraciones, tus claras y cortas misas, tu querer llegar y trabajar con los jóvenes para involucrarlos en la parroquia, tus ideas, tus paseos de mañana y tarde, tu estar aquí y allí, en definitiva... por tu presencia.
Y lo mejor, lo bueno de todo esto, es que sabemos que estarás cerca, como sabiendo que cuando te necesitemos podremos seguir contando contigo. Por tu corazón con mayúsculas, mil gracias.
Juanjo Mairal y el Colegio Santa Ana
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