Llevo como profesor del colegio Santa Ana de Sabiñánigo más de 25 años, desde hace unos pocos formo parte del Equipo Directivo de este centro concertado. La mitad de su historia, que se dice pronto, llevo trabajando en sus aulas y pasillos en esta localidad de Sabiñánigo desde que allá por los años 60 se instalara por estas tierras altoaragonesas. Este año celebramos junto con toda la Comunidad Educativa el cincuentenario de este recorrido educativo y pastoral. Somos un colegio “pequeño” donde todos nos conocemos, donde sabemos lo que le pasa al otro, donde nos preocupa la persona, el alumno y la familia que nos llega o que está un trozo de su vida con nosotros, donde los cientos de historias que se han vivido entre sus muros y sus pasillos son el legado y el conjunto de una historia común. Donde la palabra hospitalidad es legado a cumplir.
Cierto es que la educación a lo largo de estos 50 años ha cambiado y mucho, clases al principio sólo con alumnado femenino, aulas de más de cuarentas alumnos, profesorado de toda la vida, compañeros que ya no están, alumnos a los que les hemos perdido la pista, enseñanza de antes y de ahora, pero siempre intentando dar lo mejor de nosotros, hacer unas aulas de participación y de motivación, de convivencia y de vivencias diarias según las circunstancias.
Hemos pasado de las pizarras de siempre con tiza y borrador a las pizarras digitales y los ordenadores en el aula. Nuestro centro surgió de una necesidad social y ahora somos una referencia social. Pequeñas historias para una gran y singular historia. Familias, alumnos, padres, madres y personas vinculadas con el centro, de una u otra manera, casi toda su vida. Momentos entrañables, períodos difíciles. Cercanía, familiaridad, esfuerzo, trabajo diario y recuerdo conforman, entre otros valores, estos cincuenta años de vida escolar, de labor pastoral en la zona y de ilusión por seguir adelante mejorando y transmitiendo el carisma que siempre nos ha acompañado en este largo caminar educativo y pastoral. Gracias a todos los que han hecho posible esta pequeña historia con mayúsculas y nuestro homenaje y recuerdo a los que ya no están con nosotros, pero que siempre formarán parte importante de ella.
Cierto es que la educación a lo largo de estos 50 años ha cambiado y mucho, clases al principio sólo con alumnado femenino, aulas de más de cuarentas alumnos, profesorado de toda la vida, compañeros que ya no están, alumnos a los que les hemos perdido la pista, enseñanza de antes y de ahora, pero siempre intentando dar lo mejor de nosotros, hacer unas aulas de participación y de motivación, de convivencia y de vivencias diarias según las circunstancias.
Hemos pasado de las pizarras de siempre con tiza y borrador a las pizarras digitales y los ordenadores en el aula. Nuestro centro surgió de una necesidad social y ahora somos una referencia social. Pequeñas historias para una gran y singular historia. Familias, alumnos, padres, madres y personas vinculadas con el centro, de una u otra manera, casi toda su vida. Momentos entrañables, períodos difíciles. Cercanía, familiaridad, esfuerzo, trabajo diario y recuerdo conforman, entre otros valores, estos cincuenta años de vida escolar, de labor pastoral en la zona y de ilusión por seguir adelante mejorando y transmitiendo el carisma que siempre nos ha acompañado en este largo caminar educativo y pastoral. Gracias a todos los que han hecho posible esta pequeña historia con mayúsculas y nuestro homenaje y recuerdo a los que ya no están con nosotros, pero que siempre formarán parte importante de ella.
1 comentario:
Estimados maestros:
Nunca podremos expresar con palabras la gratitud que sentimos muchos estudiantes que hemos tenido la posibilidad de disfrutar de esta gran institución.
Es un orgullo ser alumno del Colegio Santa Ana de Sabiñánigo. Hablo en presente, a pesar de mis casi 26 años, porque jamás nos desvincularemos de él.
Gracias por la educación impartida, tanto curricular como en valores.
Personalmente, allí en dónde esté, llevaré conmigo vuestras enseñanzas y los buenos recuerdos.
Podría decir mucho más, pero por no extenderme demasiado: ¡ENHORABUENA! Por otros 50 años de labor educativa. Y simplemente, gracias.
Vuestro siempre alumno,
Javier Porras Belarra
Promoción Curso 97-98
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